19 de diciembre de 2013

Una Isla en el delta del río Casamance

Durante la espera de la salida del 7plazas me dio tiempo a desayunar con toda la tranquilidad del mundo en uno de los puestos de comida de la gare de Oussuye un bocadillo y un café touba.
Menos de treinta minutos dura el trayecto hasta Eilinke, punto de partida hacia la  isla Carabane. Dos canoas hacen dos veces al día (15:00 y 16:00) el recorrido hacia el norte de la isla donde se encuentra el poblado, antiguo lugar de almacenamiento de mercancías y más tarde de esclavos de los franceses.
Situada en el estuario del río Casamance, es un banco de arena y sedimentos de 57 kilometros ² cubierta de extensa vegetación, palmeras, cocoteros, baobabs, kapots, ceibas o fromagers, mangos, buganvillas, flamboyanes ... La mayor parte de la isla está cubierta por manglares y palmerales, y es accesible por los brazos de mar o pequeñas ensenadas que invaden la tierra con el crecimiento de las mareas creando, de esta manera, varias islas pequeñas.
Carabane es una isla sin carreteras ni coches que se vive en perpetua calma y placidez. Su principales reclamos turísticos son: una desvencijada iglesia (1897) de estilo bretón derruida, en desuso principalmente por razones de seguridad ya que al estar tan estado ruinoso se teme un inminente colapso de sus muros. El campanario se ha derrumbado desde hace mucho tiempo. Las paredes gruesas, desmoronadas y agrietada parecen desafiar al tiempo. Los excrementos de las palomas que han establecido su residencia en los marcos de madera que sostienen el tejado de chapa, a una altura de 15 metros desde el suelo, ensucian el agrietado suelo. Los rayos del sol penetran a través de las brechas a lo largo de las vigas y el vasto interior es iluminado por la luz del día que pasa a través de grandes ventanas abovedadas en ambos lados de sus altos muros. Las mismas formas ovoides se repiten en cada lado en los nichos que portaban estatuillas religiosas. Esta iglesia que sirvió de punto central de evangelización del Casamance, se encuentra junto a una mezquita; también destaca la Casa de la Misión Católica construida en 1880 y que ha sido convertida ahora en un hotel; y un Cementerio de los administradores coloniales en la que se encuentra enterrado un capitán francés, Aristide Prótet, quién ordenó una vez fallecido ser soterrado de pie, para seguir "protegiendo la isla". Algunos jóvenes han abierto pequeñas sastrerías para hacer ropa a los toubab a medida. Son todos estampados africanos, al igual que los collares y brazaletes que también hacen ellos mismos. La calidad no es buena pero está bien para l@s "flipad@" que les gusta vestirse con camisa y pantalón del mismo estampado africano.
Varias tiendas de comestibles (boutique) abastecen de lo necesario y a muy buen precio para ser una isla que todo se tiene que traer en barcas.
Hay unas cuantas españolas habitando en esta isla. Se han echado novietes y viven con ellos en la casa familiar que normalmente han arreglado con el dinero de lo que han cobrado del paro en España, alquilando habitaciones un poco "a la zorruna" ya que no tienen permiso del gobierno para ello, pero intentando no hacer mucha competencia a los Campaments que sí pagan impuestos por alquilar en legalidad. De cualquier forma, aquí todo es respeto y buenas maneras. 
Varios “Campaments” y un hotel dan alojamiento a los visitantes. Los precios son muy parecidos.
Me quedé en el Campament de Badji Kunda (10.000cfa/día con media pensión por persona y habitación sin baño y con luz sólo unas pocas horas al oscurecer. Tienen una lancha con motor fuera-borda de 40hp. para realizar tours por las islas de los alrededores y también hacen pesca.
Esta familia vive al lado, en otra casa, es muy atenta y ofrece buena comida a sus clientes. El bar-restaurant está a pocos metros del agua, que es mezcla entre la salada del mar y dulce del curso del río. La playa de fina arena dorada es enorme y también depende de las mareas para que haya más o menos arena.
En la isla todos se saludan con un ritual que comienza con la pregunta "Kassoumay?", y se acostumbra a responder que todo está bien "Koe Kassoumay!" o "Kassoumay balas". El apretón de manos es esencial y de uso común.
Al siguiente día de mi llegada les acompañé a realizar la recogida del arroz, que lo tenían ya cortado y amontonado en racimos sobre una tarima para realizar en su momento la separación del grano del racimo. Cuando se disponen a hacer la disgregación, se amontonan los manojos sobre varias alfombras plásticas o de tela y se golpea sin cesar con palos por todos. Luego se amontonan los granos y al final se guarda en sacos para llevar a la máquina que separa la cáscara del grano para conseguir el arroz limpio. Estuvimos trabajando casi seis horas ininterrumpidas para recoger finalmente unos 1.200Kg. de arroz, aunque yo me tuve que retirar a las dos horas cuando comenzó a herirse la palma de una de mis manos por la lógica falta de práctica. Hicimos varias paradas para beber te y para almorzar todos juntos del mismo plato arroz con pescado, verdura y salsa.
El arroz que aquí se produce es de muy buena calidad. Hay extensas plantaciones que pertenece a los vecinos, y por estas fechas se puede ver a toda la familia involucrada en el proceso de recogida. Mientras los jóvenes se pasan el día golpeando los racimos, alguna mujer hace de comer para que el grupo recobre las energías gastadas. 
Aquí hay tres tipos de bosque: tropical, sabana arbolada y manglar. Desafortunadamente, la disminución de las precipitaciones en los últimos años ha aumentado la salinidad, la acidificación y la sedimentación de las tierras de cultivo, quedando muchas zonas inutilizables. Los campos de arroz son diferentes según el tipo de suelo y la ubicación.
Un modelo diferente de trazado domina el paisaje en el interior de la isla. Cuando los manglares se llenan de agua debido a las lluvias, a las mareas o durante los desbordamientos, los arrozales deben estar protegidos de los canales de agua salada por diques de tierra. También deben cavar zanjas y crear estanques de agua dulce. Las parcelas de tierra que ya fueron trabajadas son limpiadas y aradas. Se requieren varios años de drenaje para desalinizar el suelo. También se cultiva diferentes verduras, legumbres y frutas para el suministro familiar.
El resto de los días lo pasé disfrutando de la playa. Los paseos son largos y solitarios. Apenas se ve alguien caminando por la arena. Es un destino excelente para descansar y hacer contacto con la población local. No hay jóvenes pesados buscándose la vida con el toubab, y muchos de los visitantes son españoles que vienen en grupo y con guía que habla español.